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Profanaciones: también hay robos de cuerpos con fines de rito en el resto del país

La tumba de Rodríguez, tras la exhumación del lunes (EDM)

Pablo Salum, impulsor de la Ley Antisectas, destacó que hay redes que «ven como un comercio» el robo de cadáveres para rituales como ocurrió en Miramar.

El robo comprobado de cuatro cadáveres de niños en los cementerios de Otamendi y Miramar en los últimos dos años parece apuntar las pesquisas a la posibilidad de sustracción con fines de uso en «cultos irregulares». Así lo había ratificado el propio secretario de seguridad de la Nación, Eugenio Burzaco, días atrás.

«Para la gente que no está acostumbrada a los temas que rayan la irracionalidad es complejo de comprender, pero para uno que está en el tema a diario desde hace tantos años es algo normal, digamos, por así decirlo», indicó Pablo Salum en diálogo con EL DIARIO DE MIRAMAR.

Salum lleva casi 25 años con su lucha contra las sectas y grupos coercitivos, tras escapar y denunciar a una organización en la que entró su madre y cambió la historia de su familia para siempre.

«No hay nadie que brinde contención. Entonces, si el estado no lo hace, desde las redes de víctimas tenemos que ayudar a otra víctima porque sino no saben a dónde ir y quedan en el olvido. Muchas veces no saben ni siquiera cómo denunciar y proceder ante este accionar de las organizaciones coercitivas», explicó sobre el rol de la asociación Librementes que a su vez impulsa la ley antisectas.

Según el entrevistado, la hipótesis del uso con fines ritualísticos es la más fuerte. «¿Para qué te crees que van a sacar un cuerpo humano de una tumba? Hasta el delincuente más desalmado tiene tiene dignidad en no meterse con un niño vivo, imaginate que no se la agarran con el cuerpito de un nene fallecido», opinó al respecto.

En referencia a los cuatro casos de General Alvarado, en los que ofreció prestar colaboración desde la ONG que integra, aseguró que conoció casos en otras partes del país, principalmente en el litoral. «Existen redes donde se comercializan no sólo los cadáveres de los niños sino los huesos y los restos óseos», destacó, aunque aún no estén corroborados que sean esos los posibles autores de las profanaciones de esta región. Y en la red hay un lucro: «Te cobran todo lo que lo que sale del cementerio porque ellos lo ven como un comercio», amplió Salum.

Por ello recordó que «cuando hay allanamientos de la policía en diversos lugares relacionados al africanismo y el satanismo encontrás un montón de restos humanos y esto es normal para ellos».

En los casos que conoció en su trabajo en Librementes, los cuerpos de los pequeños son utilizados en rituales «como un tributo para recibir algo a cambio. Su metodología es que cuanto más sacrificas, más vas a recibir. Bajo esa premisa empiezan por animales y continúan por seres humanos y cuanto más puro y más pequeño es la ofrenda, más valor tiene», detalló. Incluso han captado a niños vivos para realizarlos.

En los cuatro casos locales, todos fueron menores de 3 años y de sexo masculino. Consultado sobre si esto era una constante en el resto del país, aseguró que en Corrientes también existió el caso de una niña de 13 años.

Las fechas también cobraron un valor especial: el caso Valentino Fernández fue en la semana santa de 2017 y el de Ciro Aranda en la nochebuena de ese año. Según las suposiciones, el de Liam Rodríguez fue a pocos días del carnaval e inicio de la cuaresma de este año. Por eso aseguró que «hay fechas para algunos grupos donde les dan un significado ritualista, dónde es como la ventana para que ese ritual llegue a buen puerto».

De todos modos, «en el caso de los cadáveres suelen ser rituales donde los cortan y los descartan o guardan los restos óseos, pero mayormente, y más en estos casos que son públicos, seguramente los han descartado en algún lugar», detalló por las experiencias previas conocidas. «No los suelen cortar, coser y demás. Los cuerpos son descuartizados casi siempre», sentenció Salum entre otros detalles.

Además de la ausencia de una tipificación en el Código Penal que castigue el robo de cadáveres, por la cual se espera que sea tratado en comisiones de Diputados, tampoco hay figuras que castiguen la tortura y sacrificio animal con fines ritualistas ni la sustracción de cuerpos con el mismo fin.

«Si no hay un castigo y no está contemplado como un delito porque la ley no se ha modernizado», definió al tiempo que consideró muy difícil la recuperación de los cuerpos por este motivo.

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